viernes, 3 de junio de 2016

Sin embargo



No te pienso ni un instante lejos de mí.
Sin embargo, estoy solo. 

¿Se puede pensar a alguien de otra manera? ¿Se puede pensar a alguien por fuera de uno?

A nadie puedo pensar lejos de mí.
Sin embargo, estoy solo. 

Hay besos que lo olvidan. También sonrisas. También saludos de camaradería. También miradas imperceptibles. También hay sexo. También lo olvidan.

No puedo quererte por un momento fuera de mi corazón.
Sin embargo, no es amor.

¿Se puede amar a alguien de otra manera? ¿Se puede amar a alguien por fuera de uno?

A nadie puedo amar lejos de mí.
Sin embargo, no es amor. 

No hay lejanía que sobreviva. Si el amor vale sólo cuando estás, no vale. Me olvidé si el amor lo sentí un día o lo construí en la sucesión de tardes imperecederas. Pero ¿es que hay diferencia? Y sí, debiera haberla. Pero ¿y si no? El caso es que me olvidé qué es el amor. Y me desespera. Porque el amor es la mayor excusa para olvidar nuestra soledad eterna. Eso lo vuelve tan hermoso, tan tentador, tan para siempre. Y tan fatídicamente engañoso. Porque devela tan fácilmente su faz de mentira: probá con darle a tu amor algo de lejanía.  

Pero el amor está. Siempre está. Tan hermoso, tan tentador, tan para siempre. 

Sin embargo.    

Hoy no me sale evadirme.

La puta madre.

Estoy solo. 

Creeme. 

Ni en el orgasmo de mis ojos en tus ojos puedo dejar de pensarlo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario