Al otro lado del
mundo, en el imperio más poderoso de la tierra, se conserva la
costumbre de relatar la historia del dragón de Nantong y Mei Ling. Es la más
preciada de todas las tradiciones literarias y todos la imaginan tan lejana en
el tiempo como el origen del mundo. La comienzan en cualquiera de sus
episodios, omitiendo los más inoportunos y simplificando los hechos. Como es de
esperar, las versiones más mentirosas son las más populares. Sin embargo, la historia nunca tiene un final, ni real ni ficticio ya que todos
acatan la única regla: la desaparición y el paradero del dragón de Nantong no
puede ser referida por decreto. La tortura con fuego y escamas será el fin de
quien se aventure a violar la ley imperial.
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