No me regales palabras que huelan bien, que se vean lindas, esas palabras que tienen
verdad periódica. No quiero esas palabras que se van a caer del florero
para ensuciarme la mesa. Metete esas palabras en el silencio. Usalas en las
charlas con tu madre. No mancilles las pautas que parieron este afecto. Dame
otra cosa, dame tu sinceridad, podría enamorarme de su permanencia, su originalidad, de su frío.
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