martes, 3 de noviembre de 2015

A los perdidos


A los que de tanto lavar los platos nos hacen fama de romper los vasos. O de tanto fingir sonrisas nos tildan de nihilistas. O por ser razonables nos parangonan con cobardes. 

Que de tanto remarcar desdibujamos. Que de tanto empeño la embarramos. Que de tanto pensarlo lo arruinamos. De tanto recordarlo lo olvidamos. De tanto acariciarlo lo rompemos. De tanto guardarlo lo perdemos. De tanto perseguirlo se nos escapa. De tanto repetirlo se nos pasa. De tanto esperar no llegamos. De tanto amagar le pifiamos. De tanto insistir parecemos testarudos y de tantas simples ilusiones nos aplasta el mundo.

Nosotros que de tan buenos somos boludos. Que ya nos acostumbramos a putearnos desde afuera: no nos crean. No somos así porque queremos, es así como lo vendemos. La cuestión es que no queremos ser buenos, este es nuestro secreto. Y, si parece que lo somos, no nos crean: sucede que no podemos hacer las cosas de otra manera.

Llevamos mate para caer bien por las tardes. Te saludamos aunque nos caigas mal. Somos hincha de tu equipo. Estamos de acuerdo con tu opinión. No parece bien eso que hacés. Eso que decís. Nos ponemos la careta con orgullo, queriendo caerle bien a algunos, terminamos siendo odiados por muchos. 

Valoren al que es bueno por fortaleza no por debilidad. Y a nosotros no nos juzguen por ejercer de forma impía la benevolencia, por convertir al bien en un poder nefasto. No hay ser humano que del olvido no sea buen pasto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario