domingo, 29 de noviembre de 2015

La gárgola


La gárgola del dolor no es póstuma, es cotidiana, y reprime tu existencia desde abajo y desde adentro todos los días de luna a luna. Navega en la proa de una barca oscura prefigurando tus angustias: el miedo de perderla, la ausencia de su voz, el vacío de sus pupilas y esa ilusión de tenerla que oscurece de putrefacción su compañía. El que teme al infierno y cree en él es claro que no la conoce. Aquel creyente imagina tormentos que de tan futuros y exagerados se tornan inexistentes e incomparables a la gárgola de tu deseo. El infierno que te atormenta en vida es ella y el otro, en el que creen tantos engañados, no existe porque luego de la muerte no hay nada y antes de la muerte está ella, consumiéndote en silencio con su mirada hermosa. La gárgola del deseo no busca ni espera tu muerte solitaria, la gárgola te mata cada día de luna a luna mientras navega en la proa de una barca oscura anticipando el miedo de que ella te olvide, prefigurando el deseo de sus labios, pronosticando el dolor eterno de su ausencia.

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