viernes, 26 de octubre de 2012

Invención de excusas



Tenemos que juntarnos para ir en bici a algunos de esos lugares que escuché algún día pero que nadie conoce. Pensá que también podríamos vernos para pelearnos y odiarnos y después abrazarnos. Yo quiero verte para que cocinemos una torta de manzanas que salga horrible. Y algún día podríamos reunirnos para jugar a un juego infinito que, como tal, no se termine. ¡Ya sé! Quedemos en vernos en Frías y Magallanes, a las nueve de la mañana sin otra cosa que hacer que mojarnos porque llueve, ya que nosotros olvidaremos nuestros paraguas. Juntémonos para después separarnos, ¿qué te parece a las siete? Podríamos vernos con los ojos vendados y no saber con quién realmente estamos estando. Quiero arreglar para que yo te trate mal, hablándote como a un niño, y que después vos me des una trompada en la cara. ¿Y si mejor venís a casa en un ratito? Quiero saber si vos en realidad querés que nos juntemos o no. Ya habíamos quedado en contar todos lo tréboles del mundo uno por uno... ¿qué día era eso? Avisame con anticipación, porfa. Yo tengo el lunes que viene disponible para que podamos ir caminando adonde no nos importa ir. Y ese martes capaz me hago un ratito a mediodía para que nos juntemos a comer algunos alcauciles. De acuerdo, ¿nos vemos entonces? Que sea antes de que yo termine por caerte mal, ¿dale?, pero después de que entiendas que por lo menos valgo quince minutos de tu tiempo.
Tenemos que juntarnos antes de olvidarnos, acordate. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario